BOLETÍN NÚMERO 51 EL JARILLÓN: UN DIQUE ACUMULADO DE FALLAS SOCIALES Y AMBIENTALES
Lunes, 15 Junio 2015 00:00
Antecedentes
El Jarillón del río Cauca fue construido por parte de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca –CVC-, en la segunda mitad de la década de 1950, con una extensión de 17 kilómetros, con el fin de habilitar zonas para la agricultura en el Oriente, en el marco del Plan Estratégico de la CVC[1]; así pues, esta barrera de tierra va desde el corregimiento de Navarro hasta la desembocadura del río Cali, sobre la altura de Floralia, ubicado en la comuna 6. De hecho, la edificación de este muro de protección se debió a que sus zonas aledañas, las cuales eran utilizadas para el cultivo de arroz, sufrían de continuas inundaciones por parte del desbordamiento del río Cauca; es decir que, el Jarillón nació con el objetivo de proteger a la economía agrícola que, especialmente, se desarrollaba en la comuna 21[2].
Ahora bien, es imperioso rememorar cómo antes de la construcción del dique ya habían asentamientos humanos en este territorio, recordemos a Navarro como sitio de intercambio comercial a finales del siglo XIX e inicios del XX, la Hacienda Las Palmas en lo que hoy se conoce como el AHDI Las Palmas en la comuna 21 y La Playita – Puerto Mallarino y Puerto Nuevo, más aún Brisas del Cauca se inicia en la comuna 7 como respuesta al maremoto del 79 en la Costa Pacífica, pero es a partir de la década de 1970 que numerosas familias oriundas de la ciudad y desplazadas de diversos departamentos, empiezan a construir sus propias casas sobre la orilla del río Cauca y el Jarillón.
De esta manera, ya desde 1995 tienen lugar las órdenes de desalojo de los territorios aledaños al dique, siendo el primero el del corregimiento de Navarro. Si bien el primer punto de discusión para el desalojo de estos territorios fue la propiedad de la CVC, al poco tiempo fueron expuestos otros que giraban en torno a que la población estaba viviendo en una zona de alto riesgo de inundación que, además, debía empezar a ser intervenida por un proceso de recuperación ambiental por tratarse de las orillas del río Cauca, un afluente que proporciona la mayor parte del agua que consume la población caleña.
El “Plan Jarillón del rio Cauca y obras complementarias – Pjaoc”, hoy Plan Jarillón de Cali, fue postulado por la Gobernación del Valle del Cauca y la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) en el 2012. Todo este proyecto de recuperación del Jarillón del río Cauca, ha tenido como objeto transformar los 17 kilómetros del Jarillón del Río Cauca a quien se le anexó el Jarillón del Río Cali, el Canal Interceptor CVC Sur, e incluye la recuperación hidráulica y ambiental de las algunas de El Pondaje y charco Azul; el mejoramiento hidráulico del Canal del río Cañaveralejo, las estaciones de bombeo de Paso del Comercio y el canal Oriental.
Contempla cuatro actores principales (EMCALI, CVC, Municipio de Santiago de Cali y Operador de vivienda), le corresponde a la Alcaldía de Santiago de Cali, generar las condiciones necesarias para la oportuna prestación de los servicios públicos y sociales, la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) tiene el compromiso en el mantenimiento y sostenibilidad de la obra Jarillón, a las Empresas Municipales de Cali Emcali E.I.C.E. E.S.P. (EMCALI) la responsabilidad y manejo de la infraestructura de la Estación de Bombeo Paso del Comercio, Planta de Tratamiento de Aguas Residuales Cañaveralejo, Planta de Tratamiento de Agua Potable Puerto Mallarino, el mantenimiento de las lagunas, entre otras y a la Gerencia de Innovación de proyectos –GIP- encargada de la conducción y la coordinación del Plan en los componentes vivienda, infraestructura y social.
Para esto sería necesario la reubicación de aproximadamente 7.852 hogares que habitaban en el Jarillón y la zona de lagunas del Pondaje y Charco Azul, identificados en condición de alto riesgo no mitigable, selección realizada mediante un censo que se ejecutó hasta el 1 de agosto del 2014, fecha límite de inclusión la cual no sería renovable, es decir no se aceptaría el ingreso de nuevos hogares luego de ese plazo. Para la ejecución de esta línea se contó con dos operadores, el Fondo Especial de Vivienda y la Caja de Compensación Familiar del Valle del Cauca – Comfandi- para lo cual se proyectó la construcción de un número de 6.300 viviendas.
Dichas reubicaciones corresponden a vivienda de interés prioritario-VIP, y dieron inicio con los proyectos de Potrero Grande Lotes 8 y 10, Llano verde y Río Cauca, los cuales han generado incertidumbre entre los pobladores por la falta de condiciones de hábitat, acceso al trabajo, movilidad e inclusión social. El total de la relocalizaciones asciende a la fecha a 1068 familias, 684 en Llano Verde, 264 en Potrero grande y 120 en Rio Cauca, es decir, el Programa está en un 14% de ejecución.
Uno de los eslabones que complejizan el abordaje de la problemática del dique del río Cauca está sin duda relacionado con las familias que lo habitan, de las cuales se estima son un promedio de 8.000 que se fueron asentando en la zona producto de diferentes aluviones migratorios generados por fenómenos naturales que provocaron desastres o arremetidas de la violencia, de allí que en la zona se encuentren familias que llegaron a Cali hace más de cuarenta años, provenientes principalmente del Pacífico colombiano (Choco, Nariño y Cauca).
En ese sentido, se estima que unas mil personas podrían llegar a ser poseedores de mejoras y tener protocolizaciones sobre los terrenos que se encuentran en el dique, sobre todo en las zonas de Puerto Mallarino y Puerto Nuevo, lo cual implica una lectura más cuidadosa de la situación, teniendo en cuenta que el argumento de prevenir la inundación de la ciudad, está acompañado del señalamiento de los pobladores como invasores o como migrantes que buscan prebendas sociales.
Los censos, a pesar de tantos años de la problemática, siguen siendo estimativos y no reconocen particularidades importantes, como son los años de permanencia en el lugar, las inversiones realizadas en construcciones y proyectos productivos de los grupos familiares; recurrentemente se desconoce la realidad productiva de estas franjas en las cuales fácilmente se encuentran centenares de empresas formalizadas y miles de personas que devengan sus sustento de labores asociadas al entorno del Jarillón.
No se observan garantías para las familias a ser reubicadas, en cuanto a lugares de habitación y opciones económicas para la sobrevivencia, frente al primer aspecto la comunidad ve con desconfianza proyectos de viviendas administrados por reconocidas empresas que se usufructúan del negocio de venta inmobiliaria, lo cual hace que la atención social necesaria en estos casos se pierda; frente al otro particular, la población no avizora oportunidades para continuar con sus proyectos productivos en las nuevas opciones de vivienda.
Para encontrar soluciones se requiere salir del camino de los desalojos sin concertación, con los cuales se siembra violencia y desarraigo en las comunidades. Se debe reconocer que un Plan Social no se agota en el reconocimiento de una vivienda a un grupo de propietarios, además, se deben involucrar aspectos más integrales de inclusión social y de compensación frente a las actividades productivas que se están afectando desde el punto de vista de los derechos de las personas y familias que habitan el Jarillón. Por ende, es necesario que la Administración Municipal reconozca que los habitantes del Jarillón Río Cauca tienen características diversas, derivadas de la historia de su poblamiento y conformación como grupo, y, por tanto, las alternativas de solución no pueden ser estandarizadas de manera sencilla y mecánica, seguramente se requeriría por lo menos de unas tipologías diferenciales de forma tal que puedan dialogar con las realidades existentes.
Se requiere entonces de una propuesta integral que involucre la participación de los afectados en el diseño de un proceso de reasentamiento en nuevos espacios que impliquen vivienda, trabajo, construcción de tejido e inclusión social; ese instrumento no se ha generado a la fecha, por esa razón no están claras las agendas y las acciones que se desarrollan se perciben desarticuladas. Es necesario que la municipalidad presente un programa integral y desarrolle un mecanismo claro de concertación con las comunidades.
Sin duda, las acciones de hecho y los pleitos legales a los que hemos llegado no son el mejor destino para este asunto colectivo, se requiere un liderazgo previsivo, planeado, en todos los sectores para lograr generar una verdadera alternativa.
[1] Es importante recordar que la CVC en su proyecto 2B Distrito de Riego de Aguablanca, comprendía también el dique sobre la margen izquierda del Río Cauca, además se trabajó sobre sistemas de drenaje como son la canalización del Río Cañaveralejo, el Canal Interceptor Sur que recoge las aguas d los ríos Lili y Meléndez, El Canal Oriental y la adecuación de las Lagunas de Charco Azul y El Pondaje. Es decir un anillo de protección.
Jesús Darío González Bolaños
Coordinador Observatorio de Realidades Sociales Arquidiócesis de Cali
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